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sábado, 9 de julio de 2016

¿Qué PRI irá a dirigir Enrique Ochoa? ...


¿Ochoa será dirigente del PRI que todavía concentra cerebros privilegiados y expertos en las materias del Estado, o del PRI de los corruptos que se han atrincherado en todos los rincones de todos los estados?

¿Qué PRI irá a dirigir Enrique Ochoa? ¿A ese PRI que en el siglo XX encontró la fórmula perfecta para construir, administrar y repartir el poder en un ambiente de relativa paz comparado con el resto del mundo? ¿O a ese mismo que, también por sus tantas fallas, Mario Vargas Llosa terminó por calificar como la “dictadura perfecta”? ¿Al PRI que, llegado el momento, supo transitar y hacer transitar a México hacia el que entonces era el futuro del mundo, la globalidad económica? ¿O al que la usó sólo para favorecer a un puñado de unos cuantos, que ya no supo encontrar más caminos para que ése, el bienestar económico efectivamente generado, realmente llegara a todas las capas sociales? ¿Va a dirigir al PRI que cuenta todavía con muchos talentos que tienen la capacidad y la formación para mirar con asertividad hacia el futuro o al otro que se aferra con uñas y dientes al pasado, a ese PRI que fue pero que ya no es y no podrá volver a ser nunca jamás? ¿A ese que tan lapidariamente retrató Enrique Krauze en La presidencia imperial? ¿A ese PRI que en el siglo XX se preocupó por estar en cuanto pudo a la vanguardia global o a ese PRI que le está costando un trabajo vergonzoso entender y entrar al siglo XXI?
¿El PRI de los maestros del “oficio político” o el PRI de prestidigitadores de la transa y el engaño? ¿El PRI de las grandes reformas o el PRI de los grandes sabotajes? ¿IráEnrique Ochoa, un joven funcionario, tan académicamente preparado (licenciatura en derecho por la UNAM, en economía por el ITAM, doctorado en ciencia política por Columbia) a dirigir a un PRI que quiera transformarse, como se lo exigen a gritos las urnas? ¿O, simplemente, a administrar el desastre antes de la elección presidencial? ¿Al PRI que regresó a Los Pinos y en menos de dos años construyó e implementó una serie de importantísimas reformas o al PRI que no ha sabido defenderlas? ¿Al PRI que recibió hace tres años y medio una segunda histórica oportunidad en las urnas o al PRI que ha hecho todo no sólo para desaprovecharla, sino también para deshonrarla? ¿Al PRI que reconocen en el mundo como generador de acuerdos y oportunidades o al que acusan en el mundo por autoritarios y barbáricos? ¿Al que sabe construir consensos o al que los simula? ¿Va a dirigir al PRI que sabe gobernar o al que confunde el ejercicio de gobierno con la más simple, burda, enana y perversa de las grillas? ¿Al PRI de los dinosaurios, al de los tecnócratas, al de los bebesaurios o al de los cada vez más retrógradas matraqueros del poder? ¿Será dirigente del PRI que todavía concentra cerebros privilegiados y expertos en las materias del Estado o del PRI de los corruptos que se han atrincherado en todos los rincones de todos los estados?
¿Con qué PRI quiere aliarse Enrique Ochoa: con ese que se compone de puros elefantes blancos, ese corporativista que ya ni existe en la realidad o con ese otro que a veces parece querer entrar en la modernidad, así sea cometiendo errores y empezando de cero para aprender lo que significa competir en una democracia? ¿Al PRI que sólo interesaban las cámaras de televisión y las primeras planas de los diarios, y que se niega a ver la imagen terrible que les devuelve el espejo de las redes sociales?
A resumidas cuentas: ¿al PRI que sabía leer, traducir y tomar decisiones responsables en función de la realidad o al PRI que sólo sabe fingir, actuar y evadir la realidad? ¿Al PRI que concentra a los hombres de Estado o al PRI que concentra a los ladrones del Estado? Porque todos esos, los primeros y los segundos, son los que siguen en el Revolucionario Institucional. Y Enrique Ochoa es un político y un funcionario joven, decente, preparado, inteligente. Esperemos que tenga la fuerza para transformar al PRI y no que el PRI tenga la fuerza para transformarlo a él.
ADDENDUM: ¿Y si el PRI —antes PRM y antes PNR— entrara en una cuarta, nueva, pero urgente fase de renovación? ¿Una que empezara, tal vez, construyendo una alianza electoral en el 2018?

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